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SHU, HA, RI: la evolución del entrenamiento en LEAN KATA

SHU, HA, RI: La Evolución Del Entrenamiento En LEAN KATA

En muchas ocasiones, nos preguntan en nuestros talleres y entrenamientos de LEAN KATA si, al finalizar la formación, damos cinturones de colores (blancos, amarillos, verdes o negros) que tanto se usan en el mundo de la enseñanza de Lean para certificar el conocimiento de cada uno de los alumnos. Nuestra respuesta es no.  Explicamos entonces a los presentes, que la metodología LEAN KATA requiere de un desarrollo diferente para cada una de las personas que van a practicar las técnicas del KATA, y que por lo tanto, los plazos y el grado de conocimiento depende de cada una de las personas y es muy difícil medir las competencias de cada uno de los alumnos con unos colores o niveles previamente marcados.

La esencia del KATA, es el aprendizaje por capas, lo que se llama en japonés Shu Ha Ri. Estos tres términos japoneses se refieren a los tres niveles de aprendizaje para el estudiante y a los tres niveles de involucración del profesor: Shu significa “proteger”, Ha significa “desprenderse”, y Ri significa “libertad para crear”.

Vamos a ver en detalle en que consiste cada una de estas tres capas:

SHU: en la fase Shu, el alumno, bajo la mirada atenta del profesor, aprende los fundamentos de las técnicas a emplear, realizando las tareas utilizando unos estándares muy precisos (los katas de iniciación). El alumno aprende cada técnica utilizando ciclos de ver, intentar y practicar. El alumno observa al profesor cómo lo hace éste y después intenta hacerlo por sí mismo, bajo la atenta mirada del profesor, el sensei. El profesor no dirige al alumno, ni le proporciona respuestas a los problemas o preguntas que éste último se plantea. La dirección del sensei, varia dependiendo de la situación: el feedback puede ser directo, realizando preguntas precisas sobre cómo el alumno ha llegado a esa conclusión o más relajado, dejando que el alumno reflexione profundamente sobre el problema y tome sus propias decisiones, pero siempre protegiendo a éste de posibles fallos muy graves que pongan en riesgo su integridad o la del negocio.

HA: en la fase Ha, el alumno tiene más libertad para practicar sin supervisión, aunque el sensei realiza todavía un seguimiento del alumno. Éste aplica las reglas y las técnicas de una manera más libre y creativa, pero sigue utilizando de forma rígida los estándares o los katas. Durante la fase Ha, el profesor continúa estando cerca del alumno y tiene la responsabilidad de que éste aprenda y consiga los objetivos marcados en el plazo acordado y con la calidad esperada.

RI: en la fase Ri, las reglas y los comportamientos KATA están ya tan arraigados en el alumno y éste ha desarrollado unas representaciones mentales tan eficaces, que realiza sus acciones de “manera inconsciente”. La ejecución de sus actos se produce de forma natural y el alumno se encuentra entonces en disposición de desarrollar sus propias técnicas e interpretaciones de los katas para mejorar lo que ha aprendido y además, entrenar a otros.

Es crítico comprender que en el ciclo Shu Ha Ri para el entrenamiento en LEAN KATA, el éxito no se alcanza cuando el alumno puede emular de manera perfecta al profesor. En este punto solo se ha alcanzado el estado Ha. Ese es el error que comenten muchas de las personas que han estudiado de manera superficial los sistemas de Toyota. En el estado Ha, las personas son autónomas para la resolución de problemas, pero todavía no son capaces de pensar por si mismas y convertirse en los lideres que precisa el sistema. La medida real del éxito del ciclo de aprendizaje y del entrenamiento en la metodología LEAN KATA es cuando se alcanza el estado Ri, en el cual el estudiante no es tan solo capaz de actuar como su profesor y resolver problemas eficazmente, sino que también es capaz de ir más allá y hacer cambios en los katas que ha entrenado y liderar a otros en su organización, para guiarlos a conseguir los retos propuestos.

Por usar una analogía que utiliza Jeffrey Liker con frecuencia en sus libros para explicar el ciclo Shu Ha Ri: “hay un mundo de diferencia entre el estado Ha, como el de aquel violinista que es técnicamente competente con el uso del instrumento y el estado Ri, en el que el maestro es capaz de interpretar una pieza con su propio estilo y es el solista de la orquesta”.

Podemos concluir que en general, y en particular para la metodología LEAN KATA, este ciclo de aprendizaje y desarrollo Shu Ha Ri, continua a lo largo de toda la vida de la persona. Se puede decir que se trata de un ciclo de entrenamiento continuo y no de un viaje con un final determinado, porque el alumno pasa a través de las capas del Shu Ha Ri una y otra vez con más profundidad a lo largo de su vida, volviendo una y otra vez a los fundamentos de su entrenamiento.

El desarrollo de las capacidades de las personas necesita su tiempo, pero después los resultados pueden ser extraordinarios, si se mantiene la constancia y la perseverancia debida. Y para apostillar este aspecto del entrenamiento de las personas en el entrenamiento en la metodología LEAN KATA con la mirada puesta en el largo plazo a través del ciclo Shu Ha Ri, déjenme que les cuente una historia sobre el bambú que he extraído del blog de Àlex Rovira:

“No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante.

También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada y grita con todas sus fuerzas: “¡Crece, maldita seas!”.

Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo trasforma en no apto para impacientes. Siembras la semilla, la abonas y te ocupas de regarla constantemente. Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad, no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas estériles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un periodo de solo seis semanas, la planta de bambú crece… ¡más de 30 metros!

¿Tarda solo seis semanas en crecer?

¡No! La verdad es que se toma siete años para crecer y seis semanas para desarrollarse. Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú genera un complejo sistema de raíces que le permiten sostener el crecimiento que vendrá después.

En la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.

Quizá por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados a corto plazo abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta. Es tarea difícil convencer al impaciente de que solo llegan al éxito aquellos que luchan de forma perseverante y saben esperar el momento adecuado.

De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creeremos que nada está sucediendo. Y esto puede ser extremadamente frustrante.

En esos momentos (que todos tenemos), recordemos el ciclo de maduración del bambú japonés. Y no bajemos los brazos ni abandonemos por no ver el resultado esperado, ya que sí está sucediendo algo dentro de nosotros: estamos creciendo, madurando.

No nos demos por vencidos, vayamos gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que nos permitirán sostener el éxito cuando éste, al fin, se materialice”

Y ese proceso de formación y entrenamiento en LEAN KATA es lo que se consigue a través del ciclo Shu Ha Ri. La maestría en cualquier materia, no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación. Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros. Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia.

Carlos Martín Maroto

cmartin@leankata.es

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